martes, 29 de diciembre de 2015

Laito

No se porque me sentía peor, por ver como dos vampiros intentaron abusar de Akane o ver como ahora esta tan pálida en mis brazos. Nunca me había importado compartir a la novia del sacrificio con otros vampiros, ¿por qué con ella es diferente?, tampoco entiendo que es esta sensación que me hace ponerme tan nervioso cuando la veo tan pálida en mis brazos. Fui lo más rápido que pude a la limusina donde ya esperaban dos de mis hermanos con sus respectivas novias del sacrificio. Me senté lo más cerca de la puerta posible y puse a Akane en mi regazo, estaba más fría que de costumbre así que instintivamente la abracé para intentar darla calor a pesar de que sabía que no podía, mis hermanos siguieron llegando con las demás inconscientes y pálidas al igual que Akane, pero no me sentía igual, solo me importaba como estaba Akane. Después de que acordáramos contarles todo la limusina se detuvo delante de la mansión, como era el que estaba más cerca de la puerta salí primero cargando a Akane y teletransportandome a su cuarto, la deje en la cama y vi como poco a poco estaba volviendo a estar bien, solo era anemia, he visto eso muchas veces, pero esta se sentía tan distinto...
Intenté alejar todas esas cosas de mi cabeza y empecé a ver su cuarto, no había entrado antes, lo cual es muy raro en mi. Su cuarto estaba completamente pintado de verde al igual que el mio, su armario estaba perfectamente ordenado al igual que el resto de la habitación, Akane había colgado algunas fotos de sus hermanas cuando eran pequeñas y otras que se hicieron hace poco, también tenia un piano eléctrico en la esquina de la habitación junto con varias partituras. Me senté en la cama donde Akane seguía durmiendo pero al rato empezó a abrir los ojos lentamente, se sentó en la cama sin darse cuenta de mi presencia y se estiro haciendo que sus pechos rebotaran.
Laito: ¿Estas intentando tentarme Koneko-chan?
Akane se asustó y dio un pequeño salto haciendo que yo me riera de ella y que ella se enojara conmigo
Akane: ¡No tiene gracia, me has asustado idiota!
Laito: Pero Koneko-chan se veía tan tentadora que no pude evitarlo ~nfu~
Akane: Dios, me desesperas- luego se fijo en mis colmillos- Realmente son muy grandes
Laito: No es lo único grande que tengo Koneko-chan, además estaría encantado de enseñártelo ~nfu~
Akane: Pervertido
Laito: ¿No vas a preguntar nada Koneko-chan?
Akane lo miro pensativa un segundo y luego asintió con la cabeza
Akane: ¿La señora del pelo morado y ojos verdes que hay en algunos retratos es tu madre, verdad?
Laito: Acertaste Koneko-chan, pero no se...
Akane: No me gusta, probablemente ella te haya hecho tan pervertido
Laito la miro sorprendido y se dio cuenta que por un instante el ojo derecho de Akane paso de un azul verdoso a un rojo sangre pero volvió a cambiar enseguida.
Akane: Bueno, son cosas mías pero dime ¿De verdad os alimentáis solo de sangre?
Laito: No solo, simplemente no nos hace falta comer si bebemos sangre, eso no quita que comamos comida humana..
Akane: Ya veo, entonces dudo que tengáis miedo al ajo y esa clase de bobadas
Laito: ¿Estas asustada Koneko-chan?
Akane: ¿Bromeas?, es genial, siempre he querido ser un ser inmortal- dijo la chica sonriendo emocionada- ¿Podéis salir al sol?
Laito: Si, pero al cabo de un rato empieza a molestar.
Akane: Debe ser genial ser un vampiro... bueno quitando el hecho de el sol y eso, eso me recuerda que no te di las gracias por salvarme de esos pervertidos...
Laito: Siempre me lo puedes agradecer de otra manera Koneko-chan...
Akane: ¡No de esa manera pervertido! -dijo sonrojándose
Laito: Mmm, ¿por que actúas tan tímida ahora Koneko-chan?
Akane solo hizo un puchero pero aun así contestó
Akane: Puede que actúe como si tuviera mucha experiencia pero realmente yo...- la chica se sonrojo aun más
Laito: ¡Ya veo!, así que Koneko-chan es virgen
Akane: ¡No lo digas tan a la ligera!- dijo la chica tirandole una almohada a la cara mientras estaba completamente sonrojada
Laito: No te preocupes Koneko-chan- dijo mientras subía su mano por el muslo de la chica- puedo arreglar eso ahora mismo
Akane: ¡No te lo he dicho para que me violes!
La tarde de estos dos continuó así Laito haciéndole bromas a la chica mientras ella se sonrojaba y a veces le seguía el rollo para después acabar los dos riéndose aunque el chico seguía pensando en el cambio de color del ojo derecho de la chica...

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